La Habana, martes 23 de julio de 2013.
Recientemente el periódico Granma publicó un artículo con la autoría de Manuel E. Yepe, donde se propone la eliminación ya, de la libreta de racionamiento que perdura desde 1962.
Bajo el título, “cincuentenaria estrategia
contra el bloqueo” el órgano oficial del partido comunista -genio de la
manipulación- presenta la existencia de
la libreta de los mandados –nombre dado en Cuba-, como un mecanismo de defensa
contra el propósito de Washington de derrocar por hambre al gobierno
revolucionario cubano.
Como ya es habitual, no existe ni una sola de
las adversidades por la que haya pasado nuestro pueblo a largo de este último
medio siglo, en la que el oficialismo no culpe al embargo norteamericano,
ocultando de gran manera, el bloqueo interno impuesto por el régimen a los
propios cubanos.
En una parte del mencionado artículo se puede
leer “La libreta ha servido durante todo este tiempo para garantizar a cada uno
de los 11 millones de cubanos una modesta canasta básicas de alimentos(arroz,
frijoles, pan, café, huevos, carne, azúcar, aceite y otros productos) a precios
subsidiados por el Estado, a fin de excluir de la realidad cotidiana de los
cubanos el hambre, ese denigrante fenómeno social propio de las economías de
mercado del que no escapan siquiera los países más industrializados”.
Qué vergüenza presentar garante de vida a este
vetusto documento que además de controlar a la población, planifica su mal
alimentación. Peor levantar loas para
unos míseros productos que apenas alcanzan para los primeros días del mes y de
pésima calidad. El café, mezclado con una enorme cantidad de chícharo o quién
sabe, los frijoles, siempre negros y cascarudos, y en cuanto a la carne, vaya
sarcasmo traerla a colación. La Carne fue desterrada de la mesa del cubano. A
cambio, -solo una vez al mes- le suministran una afrentosa ración de picadillo
de soya, y media libra de “jamonada”, cuya calidad ofende hasta los perros.
El articulista de Granma, disfraza a su antojo
el papel de la cuartilla de racionamiento alimentario de los cubanos, dejando
por fuera realidades insoslayables que con toda certeza nos llevaría a colijas
más allá del embargo.
¿Dónde quedaron las desvarías idea del ex
caudillo Fidel Castro y sus grandes promesas de desarrollo alimentario? Porque
el articulista no menciona en esa historia, que justamente 1962 el viejo
caudillo en su afán militarista y sed de poder, convirtió unilateralmente a la
nación en un apéndice del bloque soviético, a quienes les prestó la isla para
almacenar armas nucleares, poniendo al mundo al borde de una guerra nuclear, y de
quien también recibió más dinero que el invertido en el plan Marshall para la
reconstrucción de Europa, cuyo destino no fue precisamente para alimentar bien
a los cubanos.
Sólo tras la caída de sus patrocinadores comunistas en la década
del 90, Fidel Castro concedió ciertas libertades a los cubanos para emprender
negocios por cuenta propia, que él, y su dictadura habían aniquilado.
Vaya ironía, ese “periodo especial” lo obligó
a echar mano a esa economía de mercado tan vilipendiada, pero que rebasaron las expectativas de la gran
capacidad emprendedora de los cubanos cuando tienen libertad. De tal manera
que, a raíz de esa permisión para trabajar por cuenta propia, se levantaron
impresionantes gestiones empresariales. Solo por citar algunos ejemplos, La
paladar Amor, ubicada en la calle 23 e/ B y C, en pleno “periodo especial” tuvo tanta fama que desde
Francia los turistas reservaban turno para consumir su oferta culinaria. En la calle B y 29 del Vedado una cafetería
administrada por dos hermanas, conocida como “la casa de los tres”, empezaron a
brindar un servicio tan aceptable que, los médicos, enfermeras y personal de
los hospitales: Fajardo, Oncológico, y Ortopédico, y muchos residentes de las
inmediaciones del lugar, frecuentaban muy a menudo el local, ya que por tres
pesos cubanos, consumían desde un disco de queso, un coctel de fruta, un flan,
a una tostada con mantequilla y un vaso de café con leche. Su eficiencia dio
paso a la creación de otros empleos y generación de riquezas. ¿Pero qué paso?. Llegó
el Bloqueo interno. Insospechadamente sobrevendría lo inesperado. Pronto el
gobierno encontró otro patrocinador en el fallecido Hugo Chávez, y empezaron
las presiones contra esta casa y todos los cuentapropistas.Les hicieron disminuir las sillas dentro del local, después deshacerse de ellas, y finalmente la exigencia de los vales de compra de todas las materias primas, unido al alza de los impuestos y constantes, e insidiosas inspecciones, obligaron a estas hermanas a cerrar el lugar.
Finalmente, el autor de “cincuentenaria estrategia contra el bloqueo”, considera que, “con los sólidos avances que ha venido experimentando la economía cubana no obstante el embargo, aconsejan ya proyectar el objetivo de eliminar la cartilla de racionamiento”.
Qué locura triunfalista. ¿Estarán preparados los cubanos para esta contingencia? ¿Son suficientes las transformaciones económicas del gobierno de Raúl Castro, quien a través de su “genio” tenebroso Marino Murillo, cacarea que las reformas son para perfeccionar el viejo sistema comunista?
Mientras los cubanos posean un ingreso que no rebasan los 20 dólares, sentirán que el sistema no ha encarado las lógicas transformaciones que necesita Cuba. Por ende antes de proponer la eliminación de la libreta, deberían levantar el bloqueo interno que mantiene el gobierno sobre su pueblo. No basta solamente la ridícula despenalización de un grupo de actividades laborales que nunca debieron estar prohibidas.
Leonpadron10@gmail.com
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